Se trata de un tema complejo, porque todos tenemos objetivos distintos. Y primero habría que definir qué significa el término ‘beneficios y tiempo libre’.
Pues por ahí empiezo. Imagina que tienes una cantidad de dinero que no utilizas, unos ahorros. ¿Los vas a tener en el banco sin hacer nada? ¿O los vas a invertir para que te den algo? Supongo que lo segundo. Pues esos intereses o ese rendimiento son ingresos pasivos. Es lo que todo el mundo quiere.
Entonces, ¿por qué no haces lo mismo con tu empresa o negocio? ¿Por qué tenemos tendencia a pensar que nuestra empresa es nuestro trabajo, nuestro empleo? ¿No sería mejor procurar que el dinero que invertimos en ella nos dé ingresos pasivos también?
Tenemos tendencia a considerar que debemos tener trabajo, ya sea por cuenta propia o ajena. Pero hablamos de trabajo, no de inversión. Y ahí está el error.
Tú que me lees, no sé la edad que tienes, pero recuerda esto: cuando estás en la franja de los 30 años, puedes con todo. Cuando llegas a los 40, tienes más experiencia y te empiezas a cansar de batallar contra todo. A los 50 empiezas a mirar hacia arriba. Y cuando llegas a los 60, cuentas los años que quedan hasta la jubilación. Y te lo digo yo que ya he pasado todas esas etapas profesionales. Así que te pregunto, ¿qué harás cuando te jubiles? ¿Depender de la Seguridad Social, de lo que te pague? Pues, si es así, se me antoja un poco arriesgado. Sería bueno vivir de nuestras inversiones, ¿no crees? Estas están siempre ahí, generando ingresos.
Por ahí voy: imagina que tu ‘trabajo’ consiste en revisar cómo van esas inversiones (incluida tu empresa). Piensa que puedes no estar en el día a día de tu empresa. Y te pondré un ejemplo, para que veas que no es nada extraordinario:
Se trata de un restaurante que conozco. Su dueño come cada día en uno de ellos (tiene cinco de la misma cadena). Y su trabajo consiste en saludar a los clientes y ver que su equipo ejecute correctamente. No está en la parrilla. Ni sirviendo mesas. Ni tan siquiera haciendo de encargado o en caja cobrando la cuenta de los clientes que comen ahí. Y tiene cinco restaurantes. Cinco empresas. ¿Lo ves como es posible? Y hay muchos otros ejemplos.
Volviendo a lo que decía de no depender de la Seguridad Social cuando nos jubilemos. La solución está en tener un negocio o negocios que nos aporte ingresos pasivos. Pero para ello, hay algo muy importante que debe ocurrir:
Como ves en la fotografía, hay que lograr que tu mentalidad cambie. Necesitamos que no pienses en tu empresa como tu trabajo, sino como tu inversión. Y para ello, debes dejar de realizar trabajos de tipo ‘operativo’. Lo que llamamos el ‘día a día’ que tanto tiempo consume y tanto agobio nos da. Como empresario debes realizar tareas de tipo ‘estratégico’, como analizar resultados, ver opciones de ampliación del negocio, etc. Eso es para lo que vales y no implica que estés siempre en todas partes. Es decir, como el dueño del restaurante. No está en el día a día, sólo supervisa.
De todos modos, hay personas que me dicen: ‘es que a mí me gusta estar en el día a día’. Bien, sin problema, pero cuando llegues a los 60 veremos qué piensas y entonces quizás sea tarde.
Una empresa debe funcionar como una inversión. No podemos dejar nuestro futuro económico en manos de la Seguridad Social. Deberíamos poder disfrutar de nuestra inversión y, si un día quieres irte 2 semanas de vacaciones, que lo puedas hacer sabiendo que la empresa está funcionando sin estar tú. Si después tú quieres estar en determinadas situaciones del día a día, pues tú mismo, es respetable. Pero al menos debes pensar que habrá un día que seguramente cambies de mentalidad.
Para ello es imprescindible, como decía, ese cambio de mentalidad. Ahí está el mal de muchos empresarios. Tienen tendencia a querer hacerlo todo porque siempre dicen algo como:
- Sin mí, esto no funciona.
- Mi equipo no está comprometido.
- Lo haré yo, que soy el que más sabe.
Y,
- Quieren decidir todo, estar en todas partes.
- Y eso les termina generando ansiedad y dolor de cabeza.
- No delegan.
Y suele terminar como en la foto siguiente:
Pues debes saber que una empresa bien estructurada evita que esto pase. Piensa que, si tú lo quieres hacer todo, el coste de ese ‘todo’ es muy alto. Si lo haces tú con tu salario, el coste por hora es mucho más alto que si lo hace tu empleado. Además, seguramente estará más preparado que tú para el día a día. Y tú puedes dedicarte a hacer crecer el negocio, a tareas estratégicas. Eso sí, la empresa debe estar bien estructurada, con el equipo idóneo a quien poder delegar. Y el equipo debe estar formado y motivado.
Llegados a este punto, con esta estructura funcionando, será cuando puedas ir desconectando de tu empresa. O, al menos, de la parte operativa. Recuerda, tu empresa estará ganando dinero y dándote tiempo libre.
Y por mi experiencia te diré que no hay ningún negocio que no pueda ser dirigido de esta manera. Ni tan siquiera los de tipo profesionales como médicos, odontólogos o abogados. ¿O quizás crees que el jefe de cirugía torácica de un hospital lo opera todo él? Vaya colapso se generaría si así fuera.
Te invito a pensar en ello.
